
Los aranceles de Trump: ¿Una nueva era para el comercio global?
Vladimir Vasilev
July 30, 2025
El 2 de abril de 2025, Donald Trump reveló nuevos aranceles comerciales de gran alcance, incluido un arancel base del 10% sobre todas las importaciones a los EE. UU., citando la necesidad de proteger la industria estadounidense y reequilibrar las relaciones comerciales.
El anuncio provocó fuertes reacciones globales: China prometió “luchar hasta el final”, la UE sopesó contramedidas y los mercados se vieron afectados por sus peores caídas en un día desde el comienzo de la pandemia de COVID en medio de crecientes temores de una guerra comercial global a gran escala.
Luego, solo días después, Trump anunció una pausa de 90 días en algunos de los nuevos aranceles.
Los mercados bursátiles se dispararon. El S&P 500 experimentó su mayor aumento en un solo día desde 2008; el Nasdaq tuvo su mejor día desde 2001, a medida que las acciones de gigantes tecnológicos como Apple se dispararon.
Pero, ¿en qué situación nos dejan los anuncios arancelarios de EE. UU. —y las reversiones parciales—? Y lo que es más importante, ¿cuáles son las implicaciones a más largo plazo para el comercio global?
¿Qué significa la pausa de 90 días?
La pausa de 90 días restablece todas las tasas arancelarias recíprocas (excluyendo a China) a una línea de base del 10%, con exenciones limitadas.
Los aranceles específicos de cada país y sector permanecen vigentes para Canadá y México, así como para ciertos bienes no cubiertos por el marco recíproco.
Si bien la introducción de un arancel del 10% marca un cambio importante en la postura comercial global de los EE. UU., especialmente con socios de larga data, la pausa retrasa cualquier aumento por encima del 10% hasta julio de 2025.
Para muchas economías en desarrollo, esta pausa ofrece un respiro muy necesario.
Vietnam, por ejemplo, donde las exportaciones a los EE. UU. representan casi el 30% del PIB, ha evitado, por ahora, un arancel del 46% que podría haber desencadenado una recesión. Aún así, la nueva tarifa base del 10% es una escalada pronunciada con respecto a los aranceles previamente más bajos, lo que plantea desafíos para los exportadores vietnamitas.
El cambio es aún más dramático para los aliados comerciales como Australia y Corea del Sur, que anteriormente tenían acuerdos de libre comercio que eliminaban los aranceles por completo. Ahora enfrentan un restablecimiento fundamental en sus lazos económicos con los EE. UU.
Para la UE, la incertidumbre se cierne.
Trump ha destacado al Bloque como una amenaza para los intereses de los EE. UU., y los aranceles adicionales del 25% sobre automóviles, acero y aluminio atacan el corazón de la economía de la UE, que depende en gran medida de las exportaciones, en particular su sector automotriz. Si bien la Comisión de la UE ha puesto en pausa la represalia, el riesgo de un enfrentamiento arancelario en toda regla, que se hace eco de las tensiones comerciales entre EE. UU. y China, todavía está muy sobre la mesa.
Pero la perspectiva de China es mucho más dura.
Tras las acciones de represalia después del 'Día de la Liberación', Trump intensificó la guerra comercial, anunciando un arancel adicional del 125% sobre las exportaciones chinas, lo que eleva el total a un asombroso 145%.
Esto sin duda perjudicará a ambas partes económicamente.
¿Qué significan los aranceles para la economía global?
Las economías impulsadas por las exportaciones, particularmente en Asia y la UE, han visto flaquear la demanda, mientras que las corporaciones multinacionales están reevaluando las estrategias de abastecimiento, reubicando la producción o absorbiendo los crecientes costos.
Más allá de interrumpir los flujos comerciales, los aranceles han sacudido la confianza en el sistema de comercio mundial basado en normas, alimentando los temores de un cambio a largo plazo hacia el proteccionismo y el nacionalismo económico.
Las principales corporaciones estadounidenses están dando la voz de alarma. JP Morgan elevó su pronóstico de riesgo de recesión global al 60% después del lanzamiento inicial de aranceles. El gigante minorista Walmart advirtió que sería más difícil predecir las ganancias en medio de los crecientes costos y el cambio en el comportamiento del consumidor, mientras que Delta Airlines retiró por completo su orientación financiera, citando la profundización de la incertidumbre y el debilitamiento de la demanda.
Incluso con la pausa de 90 días, los economistas consideran ampliamente los aranceles como un cambio estructural en la política comercial de EE. UU., uno que podría pesar mucho en el crecimiento global. Y con la escalada de la guerra comercial entre EE. UU. y China, las apuestas son aún mayores.
China ha advertido que tomará represalias contra cualquier país que cierre acuerdos comerciales que socaven sus intereses, amenazando con enredar a más naciones en un conflicto geopolítico y económico cada vez más profundo.
¿Pero hay margen para la negociación?
Solo esta semana, EE. UU. acordó reducir los impuestos a la importación de un número limitado de automóviles británicos y permitir que ciertas importaciones de acero y aluminio ingresen al país libres de aranceles, como parte de un nuevo acuerdo con el Reino Unido.
Si bien el acuerdo completo entre el Reino Unido y EE. UU. se desarrollará en los próximos meses, los términos iniciales sugieren que EE. UU. tiene como objetivo utilizar las negociaciones comerciales para asegurar un mayor acceso al mercado para productos específicos y para facilitar las condiciones de importación en los países socios.
También parece haber cierta flexibilidad en los aranceles del automóvil y el acero, aunque cualquier concesión probablemente dependerá de lo que EE. UU. reciba a cambio.
Sin embargo, lo que ha quedado claro es que el arancel del 10% sigue siendo no negociable, lo que indica que su eliminación no estará sobre la mesa en ninguna discusión comercial.
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